A pesar de todo

Voy por fatigadas veredas
de cerrojos y mutilaciones;
si pudiera, no leería
lo que veo y veo:
la baba furiosa del acero,
restos de pensamientos abortados,
defunciones de la espera y el colibrí,
silencios en estaciones de presagios,
libros y pianos sumergidos
en ríos de cerveza rancia;

horas
decapitadas,
instintos
desaparecidos.


Pero hay regiones que aún respiran,
y yo sigo existiendo.

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