El espejo

Alguien me hace señas
para que me acerque.


Como es de noche
no alcanzo a ver su rostro,
pero advierto que es tan alto
y delgado como yo,
y en su mano sostiene un vaso
que es el mío.


Sin mediar palabras
nos sentamos en iguales sillas
y prendemos el mismo cigarrillo.


Ambos sabemos
que uno de nosotros
no existe.

No hay comentarios:

Seguidores